En el @FCCartagena_efs las aguas vuelven a bajar revueltas. El empate de ayer ante el Cordoba B, volvió a sacar los fantasmas de jornadas anteriores, que la victoria contra el Arroyo, ocultó la pasada semana.
Una cosa tiene clara la afición, y es que el equipo necesita un entrenador en el banquillo. Ese hecho esta perjudicando seriamente a un buen delantero como es Sebas, por el simple hecho de ser hijo del manager general.
Sebas ya lo he dicho en este blog, no es jugador de segunda B. Es un jugador que se defendería facilmente en segunda división, e incluso tendría opción de jugar en primera. Los que entienden algo de esto lo saben. El mayor problema de Sebas es que el equipo no está jugando para el.
El sistema de juego del Efesé esta temporada es patadon y tentetieso. No es un sistema desconocido en estos lares, pero cuando aun tenemos fresco el recuerdo de Juan Ignacio y su salida de balón jugado desde la defensa, nos cuesta asumir que ahora no tenemos jugadores que sepan dar 2 pases seguidos.
Sebas se encuentra que solo puede jugar de espaldas a la portería, a intentar dejar balones de cabeza a algún mediapunta, que no existe en el Cartagena. El único que ha asumido ese rol en el Efesé ha sido Chus Hevia, con tan buen resultado. Ayer cuando el manager general desde el vomitorio del palco, dio instrucciones de quitar al mediapunta para poner a un central cuando el partido iba 1-1 y había opciones de ganarlo, quedó claro a lo que se juega. Es cierto que tampoco ayuda la desgana y apatía, cuando no reto a la grada, de no celebrar el gol del empate obra de Gato, el mejor jugador del partido. Alguien debería de decirle al buen delantero que el futbolista se debe a la grada, y que no es inteligente pelearse con ella. La grada, la afición es soberana, y a veces te palmea en la espalda, te aplaude o hasta te invita a cervezas en el bar por representar unos colores, y otras veces te culpa de la derrota de su equipo. También es cierto que Sebas no está especialmente fino en sus actuaciones, pero la grada cuando pita, sobre todo pita al palco, y sobre todo pita al vomitorio donde se oculta con el hijo de Manzano. Alguien tendrá que explicar porque el manager general no da la cara, si es el máximo responsable deportivo del proyecto.
El partido fue lo de menos, un muy flojito rival que birló 2 puntos muy necesarios para el Cartagena, cuyo objetivo es meterse en playoff si o si.