Fíjate que lo mismo el inefable e inflamable Pino Zamorano, lo mismo nos hace un bien. Por lo menos ha conseguido la unión de todos los seguidores del Efesé en una causa común. Incluso ha logrado reconciliar al los jugadores con la afición.
Ayer al final no hubo suerte y empatamos con el Celta. Tuvimos una ocasión de oro con un disparo al palo de Braulio que pudo significar la victoria nuestra.
Fuera del estadio habría unas 800 personas apoyando al equipo con sus gritos y trasmitiendo su aliento al equipo. Ese espíritu del Pino es el que hay que cultivar, y el año que viene, aunque sea en segunda división B, siga germinando.